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ALTILLO

nada

arriba de los hombros
un globo terrestre
que, en cada giro, brota hacia un destino
novedad hiriente,
dos coordenadas sobre tus labios 
y en el rincón de los continentes
una ciudad te hace santa, redonda,
si las estrellas giran, vos girás
y te unifican los idiomas
y te recuerdan aunque no lo intenten,
los fonemas disonantes
ponen tu nombre y tu gesto a prueba
y quedan en ridículo
y por pretenderte
te evocan en las fiestas de cuaresma
y te construyen lámparas gigantes
que salpican de lucecitas
las calles y las callecitas
y las esquinas
purgan por silencios
pero hoy, llena están de cantantes,
la gente pregunta por vos
porque la gente siempre tiene algo que preguntar,
el tiempo que repiquetea en la hora
que te fuiste
un día fue que te fuiste, un día ay
las anécdotas utilizan tu punto de
referencia,
tres bares pintaron en su puerta
tu mueca,
que resultó ser tu escencia,
la plaza del monumento
invadida por la soledad
suspendió la toma masiva de té,
y todo
en honor a tu ausencia
y eso es nada

el tambor lleva el ritmo de tus arterias
esta ciudad es centro de bandada
de peregrinas aves voladoras y para que lo veas
y la lluvia, cae, sin peso desde
que te fuiste
desde balcón ultravegetal,
y para que lo sientas
mi ojos salen, con forma
de semilla y la tierra insiste
en tu jardín ultravegetal
y para que lo veas
las señoras de la calle tercera
se acarician la perilla pensando
en si dios, su dios, o diosito quiensea
tiene que ver con el aroma que dejaste
y mi correspondencia de vos
duerme bajo el cielo de la luna especular
de la luna etérea
que es culto de los astrónomos
de las almas de la miseria
y dos sombras aún extraen ladrillos tras ladrillos
y dejan constancia de ello en dos tomos
color anís
del, no señor, no soy palmera
usted a mi no me ha visto
no soy vulgar
no soy la piel que espera
no soy el anillo perdido en el general
ni soy la tela sobre la que duerme tu cara enferma
y eso es nada

el que codifica la música en recuerdos
perdió la memoria a corto plazo
y yo organicé funerales bailables
donde todas las cabezas prefieran
bailar sin cuerpos en la tierra
a vivir enteros con salud en el espacio
el humo, cosa endemoniada, bailar
con el monte que anteceden el cañón y la quebrada
los niños, ay, te buscan en el agua de abajo,
en el agua vulgar
en las catacumbas de alegría de la niñez pergeniada
quizás se nos convirtió en pececito tropical
quizás nos volvimos ciegos y existe y ocurre que te vas
en los menús, en las entradas, en las comidas frías
en las comidas mal preparadas
y las muñecas se fusionaron con los bastones
y, visto desde el cielo, los campos se llenaron de cactus
sólo para que rías
y en el taller ya no se trabaja ordinariamente
en los agostos todavía se espera el invierno
la primavera perdió su septiembre primaveral
su estación de amor inminente
y eso es nada

un bolsón de ropa de los cuarenta
viste los fragmentos de humanidad
tres piernas, tres brazos
tresmil ojos o treinta
coincidieron en los tiempos de desfiles
y las carrozas pasean por tu ombligo
devenido en feria de ciencias
y tus detalles sutiles,
y si te digo
algo
te digo que sí,
que cada vez que el viento sopla
la sonrisas parecen que flamean
en el mundo mástil,
en el mundo táctil
se decidió realzar la apuesta
y a tus ojos ovoideos los cerrarán por decisión
unánime
y los alargarán
tal como yo los pretenda
y nombrarán las manos de la gente
con nombres de tus manos
y premiarán tu danza
y tu peinado
y los dedos señalarán
el rincón donde se te vio por última vez
y eso es nada


hace seis horas, tres señores ya muertos
decidieron comenzar clases de baile
y el aire que flota sobre el aire que
flotaba
ya no es tal
vira hacia el blanco,
el blanco es el color de nadie
y el dolor devenido en duelo nacional
y las alcantarillas y más alcantarillas degluten
y luego sufren porque una lo hace mal
tu piel acuática tu piel erótica
tu tiempo insólito y tu lengua eterna
tus mismas profundidades
y arriba de tu panza, la marea,
y en el eco exótico
que se formaba en la montaña
de tu bautismo iniciático
me mira tu mirada de paz;
se pelean por replicar, rítmicos
y en la cama, dos oxígenos
íntimos y
un hidrogenión desolado, y el agua que baña
tu físico
o los números de baile
de tu matemático audaz,
ahora olvidado,
las manos del hombre que se quedó sin manos
te acaricia por vez última
brota la lástima
mi mundo de humo se vuelve mundo humano
y pierde el equilibrio
y cae por arte
del milagro;
un cuerpo de mujer perfecto e inconcluso
con alas de mariposa
sólo se contempla
desde mi sitio y ruego al instinto
que aún te evoca
y basta yo
y eso es
nada

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