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ALTILLO

shu

          una niña china
          no vuelve a su casa
          porque cree que los árboles
          entienden cuando llora
          tanta lágrima china
ramasmasaquí, ramas allá
hojitas germinando noche y día
atolondradamente,
árboles blancos y altivos
con tantra, con miseria y occidente
su piel vegetal,
que cubre y esconde
una médula espinal,
un tronco y esta espina que
lo vuelve
rígido y tan frágil,
mientras sostiene su equilibrio
se esconde el árbol de sí mismo
y de otros tan iguales,
hojitas de tinta, hojitas de plástico y tela
el horizonte llegó hasta los labios
y este cuento chino se cuenta en dos lenguas,
riega con ánimas sus ramas que son sus penas
que crecen y guardan
al árbol del bosque
que reflora de flores
un invierno nipón y una primavera porteña
aguardan, mientras
ese viento que, soplo a soplo
penetre al bosque
y barra
          los árboles que te cuento
          las horas de la madrugada febril
          la manchas rojas
          la sonrisa de hija invertida en el vidrio
y al fin
también,
las hojas y el disfraz que forman
con tanta biología
    

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