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ALTILLO

monólogo de manos

son tres los tipos de manos
(en el submundo
de los dedos
ni se piensa en cuatro)
a saber,
 
amarillas
rojas
con forma de estrella
 
amarillas, que al mundo le dan lo que le
sobra
las rojas, en general
más oscuras que el rojo del semáforo,
pero más claras que la sangre de las alcantarillas
que cuentan monedas, minutos, granos de café,
olas, arrugas, orugas, ventanas, tapices
y calculan incendios de pestañas,
y soportan los gestos de rigor
y
al fin,
no aportan
tanto
como
 
las que tienen forma de estrella
fugaz, de mar, de cine, de navidad
ésas valen dos o tres minutos
de cualquier reflexión marina
llena de iodo,
según el gusto del pensador
 
cuando
cuento (una, dos, tres manos)
 
me parece que las conozco
todas,
o al menos todas las tuyas
ampliamente
digamos,
soy el inventor de tus manos del mundo
 
 
1)
porque
una mano come a la otra
como un pez al anzuelo de miel
pero
saluda triunfal
mente
y explota en partículas más pequeñitas
que el pensamiento más improbable
del pensador más suficiente
 
y sella un pacto
digamos, un acuerdo de manzanas verdes, (más adelante serán almendras)
un adiós
unquetaltantotiempo
o un vals de viejitas despintadas
pero, siempre en el fondo
son dos manos
nudo marinero
que se entrelazan
como hilos de piel
 
2)
otra cosa
son las manos que constatan la lluvia
del primero de los cinco truenos
que son red de cualquier
hombrecito que se haya trepado a una nube
nube sombrero
 
que se clavan interpalmares
como estacas sin maderas
como índices del cielo que señalan
tendones
tambores tum tum tum
pero
 
esto es más improbable
que nos pase
porque la lluvia plic plam plum
sos vos
y tus dedos;
 
y el agua
de tus muñecas se evapora
cada vez que los tengo
entre los míos
 
3)
las manos de las plantas
se cree que son verdes
desde hace sesenta mil otoños
pero no,
no te fíes de los filósofos con ramitas en los ojos,
que germinan
fotosintetizan almendras ecológicas (antes fueron manzanas)
 
y al final
cualquier verde
termine siendo
un cuarto tipo de mano,
hasta hoy
inexistente.

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